Historia

La Raicilla en Cuautla, Jalisco

En la actual zona de Denominación de Origen Protegida (D.O.P) Cuautla Jalisco, la bebida ancestral Raicilla con toda la cultura y tradición que le rodea, tiene bien enterradas sus raíces

La gran explosión del auge minero se inició a mediados del siglo XVI y principios del siglo XVII en lo que comprendieron los territorios de la Nueva Galicia, haciendo de esta zona, la más importante para los intereses de los colonizadores.

La historia minera de la Sierra Madre Occidental de Cuautla tiene arraigada en sus orígenes el uso de la Raicilla, en donde este elixir era utilizado en los exigentes y duros trabajos de la minería. Se dice que los mineros la tomaban para agarrar valor e inspiración antes de sumergirse a las entrañas de la tierra, ya que ésta amacizaba el cuerpo y lo volvía ligerito como una pluma.

Las recónditas minas del ahora fantasmal Parnaso, las minas de las tierras altas de La Cumbre y la famosa mina de Tototlán del Oro, llevan en su historia la huella de una bebida legendaria y ancestral, lugares en donde aún se hallan grabados en su historia, los vestigios de las primeras tabernas raicilleras que con su atávica alquimia, proveían de este aguardiente mágico a los antiguos pobladores de estas tierras.  

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Cuatrocientos años de historia acompañan el caminar de este espíritu, destilado de los agaves nativos en la zona. Se dice que varias décadas después de la conquista y, en terrenos muy refundidos de la sierra de Nueva Galicia, había aquellos que elaboraban este fino licor a escondidas

Fue entonces que durante mucho tiempo la Raicilla fue vista con poco aprecio y mantenida en secreto, debido a las  rigurosas prohibiciones de los conquistadores españoles. Su expresa clandestinidad, fue tal vez  una de las razones de la rusticidad y artesanalidad en su elaboración, cualidades tan especiales que aún le prevalecen hasta hoy en día.

La proveniencia de su nombre aún es un misterio para muchos, aunque hay fuentes que aseguran que es el resultado del ingenio de un maestro raicillero para burlar la abusiva autoridad colonial sobre las bebidas espirituosas de aquellos ayeres. Al parecer, en la creativa mente de aquel maestro productor la palabra  ̈Raicilla ̈ nunca haría alusión a un espíritu de vino.